La inteligencia del hormiguero

Artículo de Alba Aguión, ganadora del certamen de monólogos científicos FAMELAB 2016.
"La inteligencia del hormiguero"

Las hormigas viven en sociedades con un alto nivel de organización.

Hay quién dice que desde los aviones “parecemos hormigas”. Los edificios y coches pasan a ser diminutos y el ajetreo de las ciudades cobra una nueva perspectiva. Y es que al igual que nosotros, las hormigas viven en sociedades con un alto nivel de organización y se ven obligadas a enfrentarse a retos como la regulación del tráfico, el cuidado de la prole o la limpieza de sus nidos.

hormigas en el Parque Nacional ed Manu, Perú. Foto: Gonzalo Mucientes
Hormigas en el Parque Nacional de Manu, Perú (foto: G. Mucientes / BEC)

Las hormigas eligen cuidadosamente dónde construir sus hormigueros, los cuales son una muestra de su elevada organización. Aunque de diferente arquitectura según la especie, los nidos acostumbran a consistir en cientos de cámaras interconectadas destinadas al almacenaje de comida y a la atención de larvas y reina. Éstos cuentan además con su propio sistema de aire acondicionado ya que las hormigas construyen conductos de ventilación para una correcta aireación de las cámaras e incluso disponen de áreas dedicadas expresamente como baño (Czaczkes et al. 2015).

Otro muestra de su elevado nivel de organización es la sorprendente capacidad de usar sus cuerpos de manera cooperativa para construir puentes (Reid et al. 2015) o incluso balsas (Mlot et al. 2011) de miles de individuos. Estas asombrosas capacidades les permiten hacer frente a adversidades tales como las inundaciones. Aunque quizá su logro más popular siga siendo la capacidad de arruinar hasta el mejor de nuestros picnics. No obstante, pese al pequeño tamaño de las ciudades vistas desde las nubes y a la exquisita organización de estos insectos, la usual comparativa entre las sociedades humanas y de hormigas esconde algunas trampas.

Una colonia de hormigas se compone de hembras estériles conocidas como obreras y de una (o en ocasiones varias) hormigas reina fértiles. Las obreras se encargan de la construcción y limpieza de los nidos, así como de la búsqueda de alimento y del cuidado de las larvas.

Trabajo cooperativo de hormigas en Costa Rica. Foto: Gonzalo Mucientes
Trabajo cooperativo de hormigas en Costa Rica (foto: G. Mucientes / BEC)

La hormiga reina es quién funda la colonia tras aparearse con uno o varios machos, momento a partir del cual se dedicará únicamente a poner huevos. Tras dichas cópulas la reina no volverá a aparearse, ya que tiene el curioso poder de almacenar esperma en su abdomen durante el resto de su vida; hasta 25-30 años en las especies más longevas (Ingram et al. 2013). Contra la creencia popular y pese a recibir este nombre, la hormiga reina no dirige la colonia. En los hormigueros no existen jerarquías, líderes o grupos de hormigas que tenga en su cabeza un “plan maestro”. Una colonia de hormigas es un sistema carente de control central. Así, colonias de hormigas de hasta medio millón de obreras funcionan de modo altamente eficaz sin nadie al mando.

Hormigas en tailandia trabajando en equipo. Foto: Gonzalo Mucientes
Hormigas en Tailandia trabajando en equipo (foto: G. Mucientes / BEC)

Esta es una de las grandes diferencias con nuestro sistema organizativo, en donde desde la construcción de carreteras o edificios hasta el funcionamiento de una empresa conlleva una ejecución de órdenes en una jerarquía en la que el líder ve la acción a gran escala. Por la contra, en un hormiguero nadie tiene información de lo que está pasando a nivel global, los individuos solo manejan información local.

En los hormigueros no existen jerarquías. Una colonia de hormigas es un sistema carente de control central.

Aunque los hormigueros responden sin liderazgo de un modo altamente organizado y efectivo a las exigencias del medio, a nivel individual las hormigas no son seres inteligentes. Es común pensar que si un animal logra realizar un comportamiento complejo es porque es inteligente, pero lo cierto es que esto no siempre es así. Una hormiga sigue patrones de comportamiento muy sencillos y es a partir de la interacción de miles de ellas siguiendo dichos patrones de donde emerge un comportamiento inteligente. Un buen símil de esto es el cerebro: una neurona se comporta de manera sencilla pero millones de ellas funcionando simultáneamente tienen la capacidad de generar conciencia y una conducta inteligente.

La inteligencia de enjambre (también conocida como inteligencia emergente) posee una gran fortaleza en comparación con los sistemas jerárquicos: aunque algunas de las partes fallen el sistema sigue teniendo éxito. Por la contra, la necesidad de líderes acostumbra a provocar que ante su ausencia o error el sistema colapse.

La inteligencia de enjambre posee una gran fortaleza en comparación con los sistemas jerárquicos: aunque algunas de las partes fallen el sistema sigue teniendo éxito.

En nuestra sociedad contamos con diversos ejemplos de redes que carecen de control central y que se rigen por los principios de la inteligencia de enjambre. Es por ello que las hormigas son una constante fuente de inspiración. Un ejemplo sencillo de este sistema organizativo en nuestro mundo es Internet y las redes sociales: cada individuo publica en su perfil su propio contenido y su interacción se limita a un círculo cercano. A partir de millones de usuarios realizando dicha acción se genera una función mayor, sobre la que nadie tiene el control ni decide qué material será el más visto y compartido.

Por mencionar una de sus aplicaciones, las redes cooperativas de las hormigas han inspirado recientemente nuevos diseños en robótica. La conocida como “robótica de enjambres” parte de la idea de que un ejército de robots sencillos pero capaces de interactuar entre sí y ajustarse a los cambios del ambiente es más eficaz que la antigua idea de un súper-robot. Siguiendo estos principios, en Marzo de este año un grupo de la Universidad de Stanford ha conseguido desarrollar 6 robots de aproximadamente 70 gramos cada uno que utilizando patrones sencillos inspirados en el comportamiento de las hormigas cooperan para desplazar un coche de más de 2 toneladas (Markoff 2016, in the The New York Times).

Así, aunque las hormigas son animales sociales su sistema organizativo cuenta con grandes diferencias en relación al nuestro. Ahora ya saben, si en la próxima escapada en avión cuando al mirar las ciudades por la ventanilla vuelven a sentir que “parecemos hormigas” recuerde que no es más que una mera ilusión, su jefe estará el lunes en la oficina asegurándose de que acata sus órdenes.

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