Para entender la dinámica poblacional en peces es esencial estudiar su biología reproductiva, especialmente importante en aquellas especies explotadas comercialmente de cara a una correcta gestión. Uno de los aspectos clave de este tipo de estudios es el patrón sexual de las especies. Los peces óseos (subclase Teleostei) se caracterizan por una gran diversidad de estrategias sexuales; aunque la mayoría de las especies marinas son gonocóricas (sexos separados).
La mayoría de las especies marinas explotadas presentan sexos separados
Sin embargo, el número de familias de la que se sabe que incluyen especies hermafroditas se ha incrementado significativamente, desde el informe de 13 familias realizado por Atz (1965) al total de 27 presentado por Sadovy y Liu (2008). Dentro del hermafroditismo se distinguen diferentes estrategias destacando el hermafroditismo simultáneo y el secuencial (Ver ilustración, panel intermedio). En la ilustración inferior tenemos dos especies representativas de cada uno de estos tipos: Serranus scriba (simultáneo, especie típica del Mediterráneo) y Coris julis (protogínico, presente también en aguas gallegas).

Para más detalles sobre la reproducción de estas dos especies os dejamos la presentación oral defendida en el en el 4th Workshop on Gonadal Histology of Fishes.
Este trabajo, realizado dentro del proyecto ROQUER, será objeto de una futura publicación ya aceptada en el MCF.
El número de familias de la que se sabe que incluyen especies hermafroditas se ha incrementado significativamente en las últimas décadas, hasta un total de 27
Más allá del interés científico de clasificar correctamente la estrategia sexual de las especies, este conocimiento es fundamental para una acertada gestión de las pesquerías, ya que las especies que cambian de sexo pueden ser particularmente susceptibles a la sobreexplotación debida a la pesca selectiva por tamaños. Es decir, los artes de pesca en general se centran en los individuos más grandes de la población ejerciendo más presión sobre estos (más mortalidad). En una especie en la que los individuos que cambian de sexo con los años (y tamaño), esto puede desembocar en que uno de los sexos se vea especialmente afectado, disminuyendo su proporción a niveles ciertamente peligrosos, en algunos casos. Un ejemplo puede ser el caso del mero, Epinephelus marginatus, en el Mediterráneo. Una posible herramienta de gestión es el establecimiento de límites de captura mínima y máxima que pueden ayudar a proteger a los individuos inmaduros y a los más grandes y viejos de la población, como proponen Reñones et al. (2010). Al mismo tiempo, la pesca debería estar limitada en ciertas áreas protegidas, herramienta esta que se ha mostrado eficaz para la protección de ciertas especies hermafroditas, incluyendo el mero (Garcia-Charton et al. ,2004).


El hermafroditismo es considerado un atributo biológico característico de ciertas especies, pero como en todo, aquí el ser humano tiene algo que decir. Nos referimos al aumento de casos inusuales de intersexualidad gonadal y otras aberraciones gonadales en peces salvajes, en muchos casos derivados del efecto de contaminantes químicos, conocidos como Alteradores endocrinos (“Endocrine Disrupters”). Incluso ha sido objeto de debate en algunas ocasiones (ver noticia). Este tipo de abnormalidades puede ser una señal de alarma a la que debemos estar atentos.
A modo de ejemplo aquí tenéis una larga lista de estudios citando trastornos gonadales ante la exposición a este tipo de agentes químicos (ver link:, publicado por Scholz and Klüver 2009).
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