Cómo se mueven los peces

La mayoría de nosotros nos movemos a diario por los mismos sitios: casa, trabajo, compras, …si plasmáramos sobre un mapa nuestros movimientos, descubriríamos el área por la que nos movemos habitualmente, ya sea mayor o menor, es siempre la misma. De vez en cuando hacemos excursiones, o viajes largos, pero volvemos. Otras veces nos cambiamos de casa, o de ciudad, y allí establecemos un nuevo área por el que nos moveremos.

Esta característica es bastante frecuente en el reino animal, y los peces no son la excepción. Los que hacen grandes migraciones para alimentarse o reproducirse, como el atún rojo, y los hay que pasan su vida en pocos metros cuadrados, como algunos gobios. Conocer cómo se mueven los peces no es tarea simple. Una técnica muy utilizada con una gran variedad de especies es la señalización externa con marcas de plástico de tipo T u otras. La filosofía es simple: hay que pescar los individuos, aplicarle la marca, y soltarlos.

Ejemplo de movimientos de varios peces estudiados a partir de programas de marcado convencional

Cuando sean recapturados, sabremos la distancia recorrida en el período de tiempo correspondiente. La técnica, conocida como marcado convencional, sigue siendo utilizada para especies con gran movilidad, y ha resultado eficaz para estudios de identificación de stocks de especies tan emblemáticas y comercialmente importantes como el bacalao o la caballa.

¿Pero que pasa con especies menos móviles? Si queremos estudiar el comportamiento de estos animales, el marcado convencional puede no ofrecernos la precisión que estamos buscando… Desde hace algunas décadas, la respuesta la ofrece la telemetría acústica, una técnica que sin embargo sigue siendo bastante novedosa en España. La telemetría acústica consiste en implantar a los peces unos emisores que pitan en una determinada frecuencia, y cuya señal es recibida por unos receptores fondeados en la inmediaciones. Mientras el pez implantado se mueva «cerca» de un receptor, éste va a recibir la señal y sabrá que el pez está «cerca» de él en ese determinado momento.

Receptor anclado en el fondo, listo para recibir la señal de los peces marcados. Foto: Ecología Azul.

Los emisores lógicamente tienen un alcance limitado de en torno a 100-300 metros, lo cual limita la probabilidad de un pez sea escuchado por un receptor. Por eso lo que hace es colocar una red de receptores que cubran el área por el que nosotros pensamos que el pez se moverá.

Colocación de un emisor en la cavidad corporal de un pez. Fuente: fws.gov

De este modo, mientras el pez no salga de esta red, su señal será siempre recibida por uno o varios de estos receptores. Con esto en mente, el resto es jugar a diseñar la red en función del número de receptores que tengamos, el alcance de los emisores que utilicemos, y el área que queramos cubrir. Lo más interesante es llegar a establecer una red en que cada emisión del pez sea siempre recibida por varios receptores. De este manera, por triagulación, aumentamos sobremanera la precisión en la localización del pez.

Ejemplo de red instalada a lo largo de un río para estudiar el movimiento migratorio de salmónidos. Fuente: NOAA

El resultado de todo esto, en el mejor de los casos, será una base de datos con la posición de nuestros peces cada poco tiempo (normalmente 1-5 minutos). Con esto podremos saber con mucho detalle cómo, cuándo y por dónde se movió nuestro pez durante el estudio. Esta técnica abre un mundo porque permite estudiar a individuos durante un período largo de tiempo, lo que complementa los datos poblacionales derivados normalmente de muestreos en los que los individuos son sacrifiados.

Además permite adentrarnos en un mundo hasta ahora poco estudiado, el del comportamiento y la ecología espacial de las especies que nos llevamos a la boca. Saber cómo se mueve una faneca o una maragota es tan importante para su gestión como establecer una talla mínima. Saber dónde hace la puesta el abadejo, o cuando se alimenta la merluza son sin duda parámetros que hay que conocer  para gestionar adecuadamente. Y aún así no es simple…

13 comentarios sobre “Cómo se mueven los peces

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  1. Hola.

    Estoy interesado en hacer un seguimiento de meros repoblados en arrecifes artificiales, y para ello he pensado en la telemetría acústica. Quisiera saber qué empresas españolas o europeas podrían facilitar el equipamiento necesario: transmisores, hidrófonos y receptor.
    Saludos.

  2. Muy interesante pero le veo un par de problemas… estás modificando un fondo de arena, un fondo bastante uniforme en que la heterogeneidad suele suponer oportunidades, así que los peces pueden verse atraidos por el receptor
    y en segundo lugar, los predadores buscan señales eléctricas en presas, así que los ejemplares marcados, pueden estarlo, literalmente

    1. Hola Valdes:
      los receptores no tienen por qué ser colocados en arena, pues es casi más frecuente situarlos en zonas rocosas. En caso de colocarlos en arena, debe trabajarse con especies que no se sientan atraídas por su presencia de un modo significativo, como son la gran mayoría de las especies costeras con la que trabajamos como maragota, faneca, congrio o rayas. Un receptor en la arena, de todos modos, no sobresale más de 50 cm, con lo cual se piensa que no supone refugio/atracción para ninguna especie de tamaño considerable como para poder ser estudiada con técnicas de telemetría.
      Respecto al otro tema, ninguna de las especies que estudiamos es depredada por animales que utilicen señales eléctricas como principal mecanismo de deteccion de presas. En muchos casos, de hecho, las especies estudiadas no tienen grandes depredadores naturales en esta zona, como el congrio. Desconozcemos el efecto que la implantación de los emisores puede tener en especie depredadas por elasmobranquios para los cuales efectivamente las ampollas de Lorenzini constituyen un sentido fundamental.
      De todos modos, aunque alguno de estos dos problemas fuese efectivamente un obstáculo, es en estos momentos una de las tecnicas que mejor aproxima el patron comportamental y la ecologia espacial de un gran numero de especies, aunque insisto que hasta donde nosotros sabemos, se desconoce el efecto concreto de estas dos cuestiones que planteas.
      Un saludo.

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